lunes, 16 de febrero de 2015

El lado obscuro del período azul

En un vistazo superficial, el período azul de Picasso es fácil que se nos antoje una cursilería, especialmente al preceder al período rosa. Normalmente se pasa por encima de todo esto antes de entrar en materia con el cubismo y en nuestro recuerdo apenas queda una nebulosa de saltimbanquis y arlequines. Pero el período azul es interesantísimo, quizá no tanto por el arte (no es particularmente original, precisamente) sino porque encierra un episodio truculento de la vida de Picasso cargado de sexo, drogas, alcohol, obsesión, acoso, suicidio, enredos amorosos y emociones poco claras que bien merece una película de Almodóvar guionizada por González-Sinde.



Por el año 1900, Picasso era un niño bien de 19 años que frecuentaba en Barcelona el bar de moda de entonces, Els Quatre Gats. Se hizo amigote de Carlos Casagemas (el Charles) que era otro niño bien. En vez de trabajar de sol a sol como probablemente estarían haciendo entonces tus bisabuelos, Pablo y Charles se dedicaron a hacer lo que han hecho siempre los ociosos niños bien: ir de putas, drogarse y alcoholizarse. Sí, también iban de artistas por la vida. Pero hagamos una aclaración, a principios de siglo XX, el arte, especialmente de vanguardia, era una actividad que hoy podríamos equiparar, por ejemplo, con pinchar discos. Para decirlo de una forma gráfica: Kiko Rivera, el hijo de la Pantoja, si hubiese nacido hace cien años no hubiese ido de DJ, sino de artista de vanguardia.

 En esas, el par de colegachos se fueron a París a petarla. Es vox populi que era la capital del arte de vanguardia y la vida bohemia. Además ese año había una Exposición Universal y uno de ellos exponía una obra. Allí se alojaron en casa de Isidro Nonell, que era un amigote de Els Quatre Gats. Como Ernest Hemingway se encargó de aclarar, entonces París era una fiesta. Se les apuntó otro colega, Manuel Pallarés, e iban los tres por París como el trío de la bencina. Se ligaron a tres muchachas que hacían de modelos, no las de pasarela, sino las de posar desnudas. Y como suele suceder en estos casos, se repartieron entre ellos las chavalas. Se ve que la más atractiva y con más personalidad, Germaine Gargallo, era la que le tocó a Casagemas y este se enamoró como un imbécil. Por lo que se ve, con la de morfina (ah, las drogas de diseño de principios de siglo XX) y alcohol que se metía, al Charles no se le ponía tiesa y la muchacha se ve que se burlaba de su pagafantas. El muy capullo se obsesionó y la empezó a acosar. Le pedía constantemente matrimonio y cuando estaba fuera le enviaba 2 cartas al día.

 En una de esas el grupo de amigos quedó para cenar. Cuando estaban ya con los chupitos, mientras todos reían y bebían alegremente, Casagemas tintineó el cristal de su copa para llamar la atención, se levantó ceremonialmente, de un bolsillo sacó una pistola y disparó a Germaine que afortunadamente se pudo escabullir. Acto seguido el acosador y feminicida de Casagemas se pegó un tiro en la sien. La agredida, por lo visto, aun se vio pidiendo perdón entre sollozos.

 Picasso estaba en Madrid y se enteró del suicidio de su amiguito a los días. La noticia le conmovió y según le confesó a uno de sus biógrafos, Pierre Daix, muchos años después, “Me puse a pensar pintar en azul al pensar en la muerte de Casagemas”. Sí, señoras, el delicado y sensible período azul viene inspirado por un acto de violencia machista de libro. No he visto a ningún historiador del Arte resaltando la sordidez de los hechos, antes al contrario, se tiende a ensalzar el apasionamiento de Casagemas y la pérdida de un potencial artista. El feminismo no ha llegado a la historia del arte.

 Abrumado todavía por semejante exhibición de machismo silenciado por los historiadores del arte, descubro que la sordidez del período azul no se queda aquí. Picasso, por lo visto, presumía de que “Mis telas, acabadas o no, son las páginas de mi diario” y por eso se interpreta que los cuadros del período azul representan una época de duelo y melancolía. Bla bla bla. El caso es que el muchacho tardó cinco meses en pintar a su amigo suicida. Entre medias, tuvo tiempo de inaugurar su primera exposición, con la que, por lo visto, ganó un buen dinerito, el cual – y cito literalmente a mi fuente- gastará junto a la Gargallo con total desparpajo, en noches de lujuria empapadas en absenta.

 ¡Toma del frasco, Carrasco! ¿Realmente el período azul representa, pena y melancolía? ¿O hay emociones menos edificantes? ¿Por qué no culpa? ¿O incluso recochineo? Cuando Casagemas se pegó un tiro, Picasso estaba zascandileando por Madrid, donde tuvo ocasión de dar un voltio por Toledo (qué vida más dura la del artista) y empaparse de El Greco, que acabaría siendo una de las influencias del período azul (una osadía comparalo con el cretense, me atrevo a decir). No sé si hay algo más que una coincidencia, pero Picasso le dedica una recreación/homenaje/plagio de “El entierro del conde de Orgaz” a su amigo suicida. Merece la pena recordar que el señor de Orgaz fue un hombre piadoso y benefactor de la iglesia donde le dedicaron tan soberbio cuadro, por lo que El Greco le representa siendo aceptado en el cielo. Picasso, por su parte, representa a Casagemas en un cielo lleno de putas, de las que, sin duda, fue todo un benefactor.

Soy ateo y no entro a valorar la blasfemia. Lo que no tengo claro es si a la madre de Casagemas, por decir alguien, le haría maldita gracia el cuadro. Tampoco tengo tan claro que el sentimiento que empujara a la realización de este cuadro fuese la pena, la conmiseración ni demás solemnes emociones que le atribuyen los historiadores del arte al uso. No en balde, básicamente, le está diciendo a un imbécil que se ha suicidado por amor (y que previamente cree haber matado a su amada) que el cielo que le corresponde es un lupanar, mientras él está disfrutando de las gozosas veladas de lujuria con esa moza que Casagemas nunca pudo disfrutar. En serio, ¿nadie aprecia recochineo, cierto animus iocandi o, al menos, un irónico guiño de compadreo crápula? ¿Por qué los historiadores del arte se ponen tan insufriblemente grandilocuentes con Picasso?

Esta entrada tiene como fuente principal:
Godoy C., I. (2013). "Suicidio en azul con negra mancha. Breve historia de un balazoen la pintura de Pablo Picasso". Arbor, 189 (764): a087.

Hasta el 22 de febrero hay una exposición sobre Casagemas en el MNAC. ¿Crees que el comisario ha tenido a bien explicar con toda su crudeza los hechos de acoso y tentativa de asesinato de Casagemas?

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