Resulta fascinante contemplar el
proceso de construcción de Podemos. Y no porque sea innovador, sino
precisamente por lo contrario: por lo rápida, decidida y explícita
que está siendo su conformación como una organización centralizada
de toda la vida. Pablo Iglesias no se esconde de mostrar su apoyo
público a los candidatos que le parece en las elecciones
territoriales internas. A mí, personalmente, me llama poderosamente
la atención su absoluto desinterés, cuanto menos, a aparentar
imparcialidad entre las diferentes candidaturas de su propio partido.
¿Qué diríamos si Pdro Snchz mostrara en twitter su apoyo a tal o
cual candidato a la secretaría general de, por ejemplo, el PSdeG?
¿Es una particular forma de combatir la hipocresía política? No
sé, aún me parece recordar las reclamaciones de radicalidad
democrática, las apelaciones al empoderamiento y las
reivindicaciones del espíritu del 15M (¿el Mayo del 68 de nuestra
generación?) que juraría no hace tanto adornaban el discurso de
Pablo Iglesias. E, ingenuo de mí, se me antoja que no casan
demasiado bien con su comportamiento como Secretario General. No será
por torpeza y bisoñez, dudo que no venga mamado de teorías sobre
alternativas organizativas, que es bien sabido que licenciados en
ciencias políticas no faltan en Podemos.
Sin lugar a dudas, es una estrategia
deliberada. Es tentador ponerse pedante y mencionar la vanguardia
del proletariado o incluso ir más allá y ponerse pomposo
recurriendo al reductio ad hitlerum con el führerprinzip.
Sí, tiene un liderazgo excesivo, pero la cosa es más sencilla. Me juego el bigote que la estrategia viene
motivada por el ejemplo de IU: se trata de evitar que los intereses
de las federaciones territoriales puedan atentar la estrategia global
de la organización como le ha sucedido en tantas ocasiones a la
federación de izquierdas. Así, sin estrujarme mucho el coco, pienso
en el apoyo a Monago en Extremadura, la participación en el gobierno
de Ibarretxe, la marcha de Iniciativa per Catalunya con
Anguita...
La prioridad es alcanzar el gobierno, así que de lo que se trata es de tenerlo todo atado y bien atado. El referente que me parece más elocuente es Alfonso Guerra y su “el que se mueva no sale en la foto”. Personalmente, me parece una prevención lógica, para qué nos vamos a engañar. Lo que no tengo tan claro es si esta forma de actuar se corresponde, mínimamente, con las espectativas generadas de radicalidad democrática, empoderamiento y esas cosas que seguramente había hecho pensar a muchos de que Podemos se trataría de algo distinto. Supongo que las perspectivas de inminente éxito minimizarán el posible desencanto.
La prioridad es alcanzar el gobierno, así que de lo que se trata es de tenerlo todo atado y bien atado. El referente que me parece más elocuente es Alfonso Guerra y su “el que se mueva no sale en la foto”. Personalmente, me parece una prevención lógica, para qué nos vamos a engañar. Lo que no tengo tan claro es si esta forma de actuar se corresponde, mínimamente, con las espectativas generadas de radicalidad democrática, empoderamiento y esas cosas que seguramente había hecho pensar a muchos de que Podemos se trataría de algo distinto. Supongo que las perspectivas de inminente éxito minimizarán el posible desencanto.
A pesar de los famosos Círculos, las
asambleas y las votaciones que se van haciendo, Podemos, lejos de
comportarse como un partido de masas, apunta más a un partido de
cuadros, teóricamente más característico de la derecha. Hay una
abrumadora y sospechosa predominancia de profesores de políticas y
similares en los puestos relevantes. Paradójicamente, da la
impresión de que Pablo Iglesias se comporta como Mariano Rajoy y
tiende a confiar en personas de su mismo perfil: Iglesias coloca a
politólogos o profesores universitarios treintañeros de letras y Rajoy a juristas altos funcionarios del
Estado.
La tendencia a la organización de
cuadros centralizada es patente en la construcción del contenido
político. No se apela a la participación de las bases y el pueblo
en general, sino a los pronunciamientos de expertos, entiendo que
designados por la dirección. Ya lo pudimos comprobar con la enmienda
al programa de las europeas que le encargaron a los profesores
Navarro y Torres y que llamó la atención fundamentalmente por
socialdemócrata.
Podemos, pues, para alcanzar el poder
está decantándose abiertamente por un pragmatismo que puede ser
juzgado de obsceno. Sin duda, en política hay que tener presente que
lo posible es infinitamente mejor que lo perfecto. Pero, ¿Era
necesario y ético vendernos motos? ¿Qué nivel de renuncias estarán
dispuestos a tolerar sus seguidores? ¿Hasta qué punto ese no es el
recorrido que ha llevado al PSOE a donde está? ¿Hasta qué punto
más que algo nuevo nos van a ofrecer una mera regeneración del
PSOE? ¿Hasta qué punto nos tendríamos que conformar con eso?
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